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Todo lo que hacemos en la vida está estrechamente ligado a la motivación. Esta es la que nos da el impulso para embarcarnos en las diversas actividades de las que formamos parte. Tal motivación se divide en dos: intrínseca y extrínseca.
Motivación intrínseca: es aquella que nace de nosotros mismos y sin esperar nada a cambio por lo que hacemos. Una de las diferencias entre motivación intrínseca y extrínseca es que en la primera disfrutamos plenamente de lo que hacemos o si no llegamos al extremo del disfrute lo hacemos porque sabemos que es lo correcto y que ello nos ayudará a ser mejores personas. Basándonos en los principios de ser eficientes de lograr sociabilizar y de lograr la autonomía llevamos a cabo diversas acciones que nos conducen a esos tres puertos.
Motivación extrínseca: es la más común de las dos ya que es la motivación que nos fomentan cuando somos niños. Es justamente a través de premios y recompensas que hacemos ciertas cosas. ¿A quién no le han prometido un dulce si se comía todas las verduras del plato en especial las temidas hortalizas verdes? Si el paladar no se encaprichaba en devolverlas al plato una vez dentro de la boca probablemente podamos llenar estadios con personas que en su niñez respondieron a tal soborno y obtuvieron lo que quisieron. ¿Acaso se comieron esas hojas verdes porque sabían que era lo mejor para su salud? ¡Claro que no! Lo hicieron para disfrutar del premio mayor que venía después de ese mal trago.
Lo maravilloso de la mente humana es que es un órgano mutable. Esto quiere decir que la motivación intrínseca y extrínseca puede lograr fusionarse e intercambiarse. Por ejemplo muchas de las personas que de pequeñas comían sano para lograr una recompensa de grandes lograron mutar su motivación y llevar así una alimentación sana porque sabían que esa era la única forma de asegurarse estar bien.
¿Qué sucede con un centro deportivo? ¿Qué clase de motivación opera en los socios que forman parte de él?
Como es fácil de imaginar de acuerdo a las estadísticas y al funcionamiento del cerebro en sí mismo es fácil deducir que es la motivación extrínseca la que mueve a las personas a hacer ejercicio.
Lejos de poder culparlas debemos empatizar con ellas lo cual lograremos si comprendemos cómo funciona el cerebro. El centro de comandos de nuestro cuerpo puede ser nuestro principal enemigo si se lo permitimos. La principal motivación del cerebro es hacer que el cuerpo trabaje lo menos posible. Esto lo lleva a liberar los químicos que haga falta para mantenernos cómodamente resguardados en el sofá frente al televisor y a comer esos dulces que nos aportan energía de forma inmediata en vez de decantarnos por los carbohidratos y las proteínas los cuales operan de forma más lenta aunque con mejores resultados. ¿Para qué esperar a más tarde para obtener lo que puedo tener ahora?
Las buenas noticias son que estas “órdenes” son enviadas por la parte reptiliana del cerebro no por la racional. Es decir que las personas tenemos la capacidad de darnos cuenta de estas trampas que el cerebro le tiende a nuestra motivación intrínseca y extrínseca y hacerles jaque mate.
Como centro deportivo cuentas con una amplia variedad de opciones para llevar a las nubes la motivación extrínseca de aquellos socios o prospectos que no se acerquen a tus instalaciones movidos por el disfrute personal.
Medidas que un centro deportivo puede tomar para elevar la motivación extrínseca de sus socios
- Música: parece un detalle menor pero no lo es. La música es un factor para elevar la motivación… o para hacer justamente lo contrario. La música debe ser variada para satisfacer a todos los gustos; debe ser renovada asiduamente (aproximadamente cada cuatro o cinco meses) y tiene que estar a un buen volumen. Si los alumnos de una clase de gimnasia aeróbica pueden hablar entre sí tenemos dos problemas: el primero es que la clase que está ofreciendo el centro deportivo no es lo suficientemente intensa y el segundo es que la música está baja. No cambiar la música es un grave error ya que es sorprendente la facilidad con que las mujeres se aburren de escuchar siempre lo mismo y hasta llegan a generar un fuerte rechazo por el centro deportivo que le hace pasar un doble mal rato: el esfuerzo físico y el aburrimiento musical.
- Lugar: el centro deportivo debe ser amplio de techos altos bien iluminado (en lo posible con luz natural durante el día) con la temperatura acorde a personas como fuente de calor constante con espejos que cubran paredes enteras con equipos de música que funcionen como un reloj aseado hasta el último rincón y con perfumadores de ambiente de los que lanzan perfume cada media hora.
- Instructor: los instructores son los encargados principales de conectar la motivación intrínseca y extrínseca en un centro deportivo. Desde sus comentarios de motivación hasta su sonrisa y clases variadas el instructor de fitness es la cara visible de la filosofía del lugar. Por lo tanto debe formar parte de las reuniones de planificación que el centro deportivo organice con su personal.
- Cronograma de clases: un grave error del común denominador del centro deportivo es armar un cronograma de clases en el que todos los días a las nueve de la mañana dan la misma clase. Y así con el resto del día. La filosofía que detrás de esta errada decisión es que “el público de las nueve de la mañana es un público de Pilates”. Si no sacamos a nuestros socios de su zona de confort nunca lograremos estimular y fusionar su motivación intrínseca y extrínseca al mismo tiempo. El resultado de cinco clases a la semana que son clones entre sí es el aburrimiento. Entonces resultará que “nuestro público” irá desapareciendo paulatinamente hasta extinguirse.
- Fotos: ¿Acaso existen centros de estética sin fotos de peinados increíbles y de cabelleras que se asemejen a la seda? Estos lugares sí que entienden de motivación intrínseca y extrínseca y llevan a sus clientas a desear lo que ven en la foto. Del mismo modo un centro deportivo debe exhibir afiches de cuerpos delgados tonificados y estilizados. En definitiva para obtener esos resultados es que la mayoría de las personas va a un centro deportivo.
- Posibilidad de conocer gente: otra motivación que impulsa a las personas a ir a un centro deportivo es la de conocer gente. Tú puedes intervenir positivamente en este aspecto. Desde la creación de micro espacios con sillones y televisores para esperar el comienzo de la próxima clase hasta la organización de fiestas temáticas (la noche del blanco la noche de los jugos rojos…) hay decenas de opciones para convocar tanto a socios como a prospectos.
- Pizarra con el mensaje del día: un mensaje de motivación para cada día despierta la motivación intrínseca y extrínseca de los clientes de un centro deportivo. Si iluminas la pizarra será más atrayente y efectiva aún.
- Pizarra interactiva: crear una pizarra para que las personas compartan su experiencia de antes y después tanto a nivel escrito como con fotos es una estrategia para hacer crecer la motivación intrínseca y extrínseca muy inteligente.
- Programas especiales para amigos y familia: cuando ofreces un plan de descuentos por grupo familiar o un 2x1 con amigos la motivación intrínseca y extrínseca se ven contempladas desde el aspecto social. Además pone a la otra persona en un compromiso para seguir yendo al centro deportivo si no quiere que su amigo o hermano pierda el beneficio. Esto podrías comunicarlo mediante tu estrategia omnicanal.
- Premios: esta es una de las formas más astutas de apelar a la motivación intrínseca y extrínseca. Si ofreces rifar una canasta con productos saludables y deliciosos entre aquellas personas que hayan logrado cumplir con el objetivo de asistir toda la semana de llegar al final de la clase o de probar una clase diferente cada día no solo estarás utilizando tu centro deportivo para aumentar la motivación intrínseca y extrínseca sino que estarás mimando al niño interno que hay en cada uno de nosotros.